Despechos veraniegos
-Lo que tas ye enganchada al odio, Marijose.
-¿Quién? ¿Yo?
-Ponesla verde, tas obsesioná con ella…
-¿Con esa gocha ho?
-¿Ves?
-¿Qué?
-Sólo sabes que insultala, no paras de cotillear su facebook, leer su blog, preguntar sobre ella…
-¿Vendrá a la playa? ¡Si la veo, traga la sandalia!
-¡Para ya, por favor! ¡Stop!
-Ye que, tía…
-¡No merez la pena que y-dediques tanta energía!
-Ah, ¿no?
-¡Pasa d’ella ho!
-Y si el noviu te lu hubiera quitao a ti, ¿qué hacías?
-¿Hablaste con él? Dos no se morrean si unu no quier.
-Ya, Isa, pero… ¿Tú arriesgarías nuestra amistá por un revolcón?
-¿Eh?
-¡Contesta ho!
-Home… Si pienso que tú te pues enterar, no.
-¡Pero si taba yo delante!
-Por eso te digo…
-¡Menudu desplante! Tratome igual que Susana Díaz a Javier Fernández.
-Bueno, ¡déjalo ya!
-¿Cómo lo voi dejar? ¡Pinto menos que la FSA en el Congreso Federal!
-¡Ay! ¡No empieces a mezclar coses, Marijose!
-¡Era mi mejor amiga, tía!
-Calentones de verbena, boba.
-¡Ja! Llegamos juntines junto a la orquesta, y en cuanto me doi la vuelta…
-Del amor al odio hai una cumbia.
-¡Arranco-y tolos pelos! ¿Oíste?
-Hija, qué burra yes.
-Voi troleala en el Twitter, ponela a parir en forocoches, voi…
-¡Ten cuidao, Marijose!
-¿Por?
-El odio genera adrenalina y adicción.
-¿Y a mi qué ho?
-¡Cuidadín, Mari, que engancha más que’l amor!
-¡Que lo hubiera pensao antes!, ¿oíste?
-Probe…
-Jugó con fuego y quedose con el mi mecheru.
-¿Y por qué no habláis les coses entre los tres?
-Sí ho. Hácemos un triángulo y casámonos.
-Pues, mira, eso ye imposible aquí pero en Arabia Saudí…
-Hija, no tien gracia.
-Relaja, muyer, relaja, que tas más picada que si te hubieras bañao en Salinas con microalgas…
-¿Y tú qué harías, tía?
-No quedan días de veranoooo…
-Déjame de canciones, eh.
-…Para pedirte perdóooon.
-¡Si la veo, traga la sandalia! Se acabó.