-¿Ya tamos, Severino?
-¿Qué ye, ho?
-Mucha mani, mucha batucada y luego llegas a casa y ná.
-¿Ná de qué?
-¿No me dijiste que lo del 8 de marzo ye histórico, que hay un antes y un después?
-Claro, Mariajosé.
-Pues haz el favor de colaborar un poco en la limpieza de casa.
-¿No me ves colaborar, ho?
-La aspiradora sigo usándola yo.
-Ya. Pero toi levantando los pies pa que limpies debajo, toi colaborando, Mariajo.
-¡La madre que te sibló!
-El tema ye colaborar, ¿no?
-Ye muy guapo salir con la pancarta y seguir siendo un cafre en casa.
-Oye, sabes que vos apoyo. ¡Hay que cambiar muches coses!
-¿Entós?
-Pero poco a poco, Mariajo, poco a poco.
-¿Cómo ye, ho?
-Tando juntinos, yendo a sitios desconocíos…
-Pues empieza por llevar a los guajes al médicu o dir a alguna reunión del colegio.
-Bah, Mariajosé…
-¿Bah qué?
-¿Acabose la cerveza, ho?
-Mira en la nevera, qué sé yo.
-¿No te digo? ¡Aquí como no esté yo en too!
-Sois igual que los botellines, ¡igual!
-¿Que qué, ho?
-Los paisanos, digo. Del cuello p’arriba tais vacíos.
-¡Vaya, ho! Pa encima que vos apoyamos en too.
-Una cosa ye predicar y otra…
-Oye, ¿pero no me dijiste que toi cambiando, que el mes pasau hice menos tonterias?
-Claro, porque era febrero y tién menos días.
-Ah, coño.
-Con poner el lazu morau en la solapa no basta, Seve.
-Selo yo.
-Hay que empezar cambiando en lo más íntimo.
-Claro. Ya te metí en el cestu de la ropa los calzoncillos.
-Si pusieras la lavadora sería la hostia.
-Poco a poco, Mariajo.
-¡La madre que te…!
-Yo os apoyo en todo, muyer.
-Ya, ya.
-¿Qué?
-Mucha mani, mucha batucada y luego llegas a casa y… ná.