-¿Ya estamos, Brujo?
-¿Qué pasó?
-Anda, haz el favor.
-¿Qué?
-Venga, devuélveme el rotulador.
-Pero si yo no…
-Acabas de llegar y ya nos has puesto a todos patas arriba.
-¿Quién? ¿Yo?
-¿Cómo se te ocurre llenar de pimienta los chupa chups de Cruyff? Y lo de esconder la cuchara en la bota de Tensi y tirar…
-Bueno, bah, bah…
-Ya nos avisó Alejo, el utillero: ojito con Quini, que traerá petardos al cielo.
-¡Vaya, ho!
-Anda, pásamelo, que te estaba dibujando una viñeta.
-¿El qué, ho?
-Que me pases el rotulador, Brujo, haz el favor
-A mí no me dibujes, Forges, que salgo muy feu, ¡jajaja!
-¿Cómo lo has hecho, Brujo?
-Era una broma, amigu.
-¿Cómo has podido conseguir que te quiera todo el mundo?
-¡No empecemos ya! Yo solo jugaba al fútbol. Soy un tío normal.
-¿Pero no te das cuenta de la que has liado? ¡Medio mundo llorando, el Facebook colapsado…!
-¿Por?
-Te hiciste fotos con todos y todos ponen su foto contigo. ¡El caralibro petó!
-¡Vaya, ho!
-Ni siquiera volaron cuchillos entre Oviedo y Gijón.
-¡Ye normal, ho! El deporte sirve pa unir, como digo yo. Además desde aquí arriba se ve mucho mejor.
-¿Qué cosa?
-Lo insignificantes que somos y la energía que gastamos en hacernos daño.
-Ya, macho, pero lo tuyo no es normal. Tanta bondad… Hasta aquí arriba te apuntas a las causas perdidas.
-¿Por qué lo dices, ho?
-¿Cómo se te ocurre enseñar a Chiquito de la Calzada a rematar de cabeza?
-Tien muchas cualidades pa arrasar en el área con esi cambio de ritmo y esi juego de piernas. ¡Decandemooor, pichichinahuer! ¡Jajaja!
-¡Gensanta! ¡Eres un genio, amigo!
-¡Pues anda que tú…! Oye, ¿Y Preciado? ¿Dónde está Manolín, ho?
-Ahora viene, está con la familia.
-Ah. ¿No te comentaron nada de un cuadrín?
-Me acaba de enseñar uno suyo Alejandro Mieres, que tiene ganazas de verte.
-¡Meca! ¡Y yo a él! No llegamos juntos por poco, ya ves.
-Sí. Cada vez hay más vuelos desde Asturias, eh.
-¡Jajaja! ¿Ya viste al doctor Otero, el de los trasplantes?
-Sí, sí. Muy majo, pero no me dijo nada de un cuadro.
-No, hombre, el cuadrín lo vamos a echar con Tensi, Preciado y el mi hermanu Susi de porterín. ¡Qué ganas tenía de velu, jolín!
-¡Otro grande! ¿Pero ni siquiera aquí os cansáis del balón?
-¡Qué va, ho! Además habrá que da-y algo de trabayu a Julio Puente. Que nos escriba la crónica, coño, que la espera el señor de guardia.
-Hablando de escribir, Brujo…
-Dime, Forges.
-¿Me devuelves el rotulador?
-¡Claro, maestro, era una broma, ho! ¿Qué sería de nosotros sin humor?