-¿Pero qué vos pasó?
-Ná, que él ya no me nutría…
-Entós como la mía. Tol día a base de cacagüeses…
-Sentimentalmente, me refiero.
-Claro, ye pijada seguir por seguir, por inercia.
-Piérdese la ilusión, la pasión, el…
-Llámalo desgaste, llámalo…
-¡¡¡Joputa!!!
-¿Eh?
-Yo llámolo así, cada vez que me acuerdo…
-¿Tan mal se portó?, ¿cómo no rompisteis antes?
-El síndrome de la liana.
-¿La qué?
-No me soltó hasta que enganchó a otra.
-Qué cabrón… Bah, no pasa ná. ¡Volvemos al mercao!
-¡Quita, quita! Si pa amar hay que sufrir, yo ya tuve bastante.
-¿Qué dices, ho?
-Que sí, Arsenio, véome muy mayor.
-De eso nada, tamos como en la edad del pavo.
-¿Por…?
-Coño, somos libres, podemos hacer lo que no hicimos a los 20.
-¿Y qué quies, andar cagando en los portales?
-Desde luego, Marcela, tienes cada golpe…
-Ya no voy a topar a alguien especial.
-¿Cómo que no?, ¡aquí lu tienes!
-¿Ónde, ho?
-Coime, Marcela…
-Ah. Pero… ¿Y qué tienes tú de especial?
-Soy… soy zurdu.
-¿Zurdu?
-Sí, pero cerráu, ¿oíste? ¡Zurdu, zurdu cerráu!
-¿Y?
-Entiéndote muy bien, Marcela. Sé lo que ye el sufrimientu.
-¿Tú?
-Jugando al corro siempre giraba al contrario que los demás.
-Vaya.
-No podía recortar con les tijeres de la mi hermana.
-Fíjate…
-Paséme la infancia luchando contra los cuadernos de espiral, y sacá-y punta a un lapiceru era pa mí una heroicidad…
-Probe…
-Esto que te digo… ¿Apetezte follar?
-Ay, Arsenio…
-Llevaríate a mi casa, pero tán allí los guajes jugando a la play. ¿Vamos a la tuya?
-¡Quedóse el joputa con ella!
-Meca, ¿y tú?
-Vivo otra vez con mis padres. ¿Vamos al tu coche?
-Vendílu. La crisis…
-Ya, ya. Pues… Ta bien esto de volver al mercao, eh.
-¡Cojonudo! ¿Pídote otru cacharru?