
Precarios convencidos.
-A ver, Lolo, lo de cobrar nun ta mal, pero el cariño…
-¿El qué, ho?
-La gente pagaría por tar currando onde toi yo.
-¡Pero si nun te pagan, Josinacio!
-Ya. ¿Y qué más da?
-¿Cómo ye, ho?
-Muchos matarían por tener esta oportunidá.
-¿De qué? ¿De currar sin cobrar?
-Qué pesau yes.
-Ye que, Josín, flipo contigo, en serio te lo digo.
-¿Por?
-O sea, tas echando mil hores en una empresa y…
-¡Qué va, chaval, tengo jornada flexible! Y encima, teletrabajo.
-¿Que qué, ho?
-Curro tres días desde casa.
-Ah. ¿Y?
-Coño, así concilio lo que ye la vida laboral y la familiar sin poner en peligro la productividad de la empresa, ¿oíste?
-Y sin cobrar, no te jode.
-Qué pesau yes. Yo voi mucho más allá del tema salarial.
-¿Entós?
-En la mi empresa gestionan bien el talento, saben cuidar del capital humano.
-Sí, ho. ¡Pagando una mierda!
-Nun ye too el reconocimientu monetariu, Lolo. Son palabres, gestos…
-¿Qué, ho?
-Gracies, enhorabuena, confiamos en ti, yes mui finu, espectacular…
-¿Eso qué ye?
-Salario emocional, Lolo, ¡salario emocional!
-O sea, que tas triunfando.
-¡Home, claro! ¡Best places to work!
-¿Que qué, ho?
-Trabayo en una empresa potente entre palmadines y gestos cariñosos. ¿Ónde voi tar mejor?
-Flipo.
-Y yo. Tenemos máquina de café, hilo musical y espacios de distracción.
-¿Espacios de qué, ho?
-Van poner un futbolín, consolas de videojuegos, y los miércoles nos dejan llevar al perru pa reducir el estrés.
-¿Qué más quiés?
-¡Por eso te digo! ¡El salario emocional ye lo máximo, el futuro!
-Tamos guapos.
-Sí, sí. Yo toi encantau. Son mui cariñosos conmigo, Lolo. Mucho.
-Uf. ¡Si te pagaran, ya sería la hostia, eh!
-Na, la retribución económica ye lo de menos. ¡El tema ye aprender!
-¿A qué?
-A pagar el pisu con abrazos.
-¿Eh?
-A llenar la nevera con caricies y besos de tornillu.
-¿Y qué más?
-Y asumir que salario emocional ye mirar tu nómina y romper a llorar.