El amor en tiempos de inseguridad ortográfica.
-No sé qué decirte, anoche tuve sexo solo una hora…
-¿Con tilde o sin tilde?
-Qué más da, María Esther. ¡Esta noche tengo sexo seguro!
-¿Seguro como adverbio o como adjetivo?
-¿Eh?
-¿Seguramente o con seguridad?
-¿Qué?
-No puedo seguir así, Jaime.
-¿Así cómo?
-¡En riesgo de ambigüedad!
-Pero María Esther… ¿Tú me quieres o no?
-No lo sé, Jaime. Tengo más dudas que el Diccionario Panhispánico.
-Eres una tildista peligrosa, deberías relajarte.
-¿Yo?
-Sí, Mari, sí. Yo a ti te he visto tildar hasta el Solo de Han Solo. Y deberíamos poner el acento en lo importante.
-¿Follar, te refieres?
-No, follar no lleva tilde, no soy tan idiota. ¿O sí?
-Uf. Antes me ponía tu desconocimiento gramatical pero ahora…
-¿Te ponía dónde, qué? ¡Acaba la frase, María Esther!
-…Te negabas a acentuar las mayúsculas, pero en cambio los monosílabos…
-Quizá deberíamos dejar de vivir juntos.
-Pues cómprate un piso primero.
-¿Un primer piso?
-No, Jaime, primero es adverbio. Luego ya, si eso…
-Quizá sólo sea una mala racha, con mensajes contradictorios en torno a la acentuación gráfica.
-No lo sé. Entre la RAE y los whatsApps…
-No puedo con tanta inseguridad ortográfica, coño.
-Yo soy de tilde estable. Tú eres más de rollos.
-Si no tildas, nunca te equivocas.
-Por tu culpa he abandonado las tónicas.
-¡Ja! ¡Menuda excusa para tomar la ginebra sola!
-Que no, Mari, que busco un mundo de palabras átonas.
-Y luego vas y tildas a las personas. A mí me has tildado de viciosa.
-Que no, Mari, sólo dije que usabas bien la lengua…
-¿Ves?
-…De Cervantes.
-Ya estamos. Siempre metiendo terceras personas en tus zonas erógenas.
-Mira, en nuestra primera cita dije que quería un café sólo y te piraste.
-Claro, Jaime, yo donde no me quieren…
-¿No viste la tilde en mis ojos? ¿No la viste?
-¿Qué quieres que te diga? Como hablante dejas mucho que desear.
-Vaya, María Esther, no encuentro el por qué.
-Si tienes un por qué puedes soportar cualquier cómo.
-Qué difícil es todo. El día menos pensado le echo dos güevos y tildo el adverbio…
-No serás capaz, sólo se permite en caso de ambigüedad.
-Uf, esto es un sin vivir.
-Qué duro lidiar con un riesgo así.