Primavera y poesía, ¿qué puede salir mal?
-Tas discreta y calladina, María Rosa, como la Ómicrom silenciosa…
-¡Paco!
-Convivimos con pandemias, guerras y volcanes, sin salir de Campomanes.
-¡No empecemos, eh!
-Me avergüenzo, sí, y me da muchísimo corte la huelga del transporte.
-Paco, Paquín…
-Y asoma mi descontento cuando veo desabastecimiento.
-Por favor…
-Marchó la calima, llegó la primavera, y tú yes fina como tu güela.
-¡No, eh, no!
-¿Qué ye, ho?
-Valió, chico, valió.
-¿Por?
-Tienesme frita desde el puñeteru confinamientu.
-¿Tengo culpa de haber descubierto mi yo poético?
-¿Tu qué, ho?
-La expresión poética ye fundamental, Mari, pa recuperanos de los golpes y facer un mundo mejor.
-¡La puñetera cuarentena! ¡La madre que la sibló!
-Joder, Mari, a ti diote por facer bizcochos y a mi versos.
-Ya, Paco, ya, pero que igual lo del talento…
-¿El qué,ho?
-¡Dos años llevo aguantándote, eh! ¡Dos años! ¡Tolos días ripio va, ripio vien!
-¿Qué voi facer si brotan de mi mente?
-¡Cojonudo, Paco! ¡Pero a mi nun me lo cuentes!
-¿Entós?
-Tienesme farta, de verdá.
-Día Mundial de la Poesía.
-¿Y?
-Seamos felices como antes, obviemos el precio de los carburantes.
-¡Paco, por favor!
-Llegó el equinoccio de primavera y mis palabras hacen música como Kiko Rivera.
-¿Quiés parar, ho?
-¿Por?
-Tas poniéndome la cabeza como un bombo. ¡Podía habete dao pol bricolaje!
-¡Oh, María Rosa! Yo atesoro…
-Ni tesoro ni hosties, que me tienes lloca con tantu ripiu.
-¡Oh, Mari, sufro a diario pol sector primario!
-Valió, eh. ¡Valió!
-Pero…
-Mejor callabes un poco y leías un libru. ¡Que no leíste un libru en tu vida!
-¿Leer pa qué? Yo llévolo dentro… Nací pa la lírica. Dime cuenta tarde.
-Sí, ho.
-Pero necesito expresar mis emociones.
-¡Mira, Paco, nun me toques los…!
-¿Por qué te pones así, ho?
-¡Dichosu confinamientu! ¿Y ahora qué facemos con too la carrá de “artistas” que generó la cuarentena? ¿Quién vos aguanta, ho?
-Soi youtuber, tiktokeru y creador poéticu, ¿algún problema?
-Mira, Paco, voi mordeme la lengua, eh. ¡Prefiero callar!
-Discreta y calladina, María Rosa, como la Ómicrom silenciosa…