-¿Un tiempo?
-Sí, dos meses o así. No sé.
-¿Pero vas a volver?
-No te prometo nada. Con las crisis, ya sabes…
-Ah, ¿pero estábamos en crisis?
-¡Haz el favor, eh!
-No sé… Creía que nosotros…
-En otoño todo cae, Balbino: las hojas, la luz, el ánimo…
-Sí, pero nosotros…
-Se derrumba la Bolsa, el capitalismo, hasta Nadal se vino abajo…
-Ya, pero yo…
-¿Tú, qué?, ¿te crees más que Nadal?
-No, joder, no.
-Mira, ahí te dejo «Remedio rescate».
-¿El qué?
-Son flores de Bach. Te aliviarán el sufrimiento y la ansiedad…
-Ah.
-Las crisis nos obligan a pensar, Balbino.
-Pues por más vueltas que le doy…
-Despacio, eh, que eres muy propenso al TAE.
-¿Yo? A mí me la sudan los tipos de interés.
-Me refiero al Transtorno Afectivo Estacional.
-¿El qué?
-No te vaya a dar a ti ahora la depresión otoñal.
-A ver…
-La tristeza da resfriado, Balbi. Toma equinacea.
-Vale.
-Y sal a la calle, toma el aire, la luz…
-Hombre, estando en el paro…
-Deja de lamentarte, coño. ¡Y recolócate!
-¿Qué?
-Que no te invada el pesimismo.
-¿Qué quieres que haga?
-Alinear los chacras, abrir los canales y…
-¿Qué más?
-Desarrollar una actitud positiva.
-Te quiero, Amaranta. ¡Quiero seguir contigo!
-No sigas por ahí, que tengo una removida…
-Entonces, ¿por qué me abandonas?
-Una voz interior, algo muy hondo que… Te tengo que dejar.
-Ya.
-No obstante, hoy empiezo un taller de canalización.
-¿De qué?
-Para pedir, por ti y por mí, al universo armonía y prosperidad.
-Ah, bueno.
-Bueno, ¿qué?
-Coño… ¡Me dejas mucho más tranquilo!