La mar de coincidencias.
-Tranquila, vamos, respire, respire…
-¡Ay!
-Respire…
-¡Qué coincidencia! ¿No?
-¿Está usted mejor?
-Sí…Ahora sí. Yes pura fibra, rapazón.
-¿No vio la bandera roja?
-El destino ta detrás de too.
-¿El qué?
-Ye como si el universo namás existiera pa que tuviéramos juntos.
-¿Quién?
-¡Tú y yo!
-¿Eh?
-¿No lo tas viendo, pibonazu?
-¿Eh? ¿Se encuentra usted bien?
-Sí, ojazos, culo guapu, ahora veolo claro.
-¿Qué?
-Tola vida ye un plan diseñau pa guianos hacia nuestra alma gemela.
-¿Cómo?
-¿Crees en el destino?
-¿No escuchó el silbato? ¡Le estaba haciendo señas!
-Ay, fíu, el amor ye como el wifi.
-¿Qué?
-Ta nel aire, pero no toos tienen la clave. Qué brazos, qué muslos, qué…
-¿Y la boya? ¿Tampoco la vio?
-¡Ay, la boya, sí, sí, la boyaaaaaa! ¡Ahí quería llegar yo!
-Está la mar picadísima, llevábamos un buen rato…
-Dime algo guapo, macizu.
-¿Qué?
-¿Crees en el destino,bombón?
-Oiga, yo…
-Si tá escrito que nos encontremos, nos encontraremos.
-¿Eh?
-No obstante, mañana ¿a qué hora entras?
-¿Cómo?
-A trabayar, ¿a qué hora…?
-¿Yo? ¿Por?
-Vaya ser que me de un vahído… o algo.
-Oiga, señora, ¿pero cómo ye lo suyo?
-Gústame lo difícil, atraeme lo complicao y enamórome de lo imposible.
-Cálmese, ¿vale? Todavía está un poco mareada.
-Ay, si el amor fuera fácil se llamaría “calentar y listo.”
-Un poco de prudencia…
-¿Contigo, pibón? ¡Nun pueo!
-¿Qué?
-¿Nun te das cuenta? Tamos fechos d’encuentros.
-¿De qué?
-Mayormente en la escalera 12.
-Bueno, hala, tengo que volver a mi puesto.
-¿Serías capaz de dejalo too en manos del destino?
-Sea más prudente, ¿vale?
-¿Sabes lo que ye la serendipia, cuquín?
-Hala, señora… ¡Hasta lueguín!