Dos no dialogan si uno no puede
-¿Llegaste, Anselmo? ¡Vaya hores!
-Chisst…
-¿Pero qué faes en suelu?
-Chisst…
-¿Perdiste algo?
-El equilibrio.
-¡Ay madre! ¿Pero cómo vienes tan cargau?
-¡Pa no hacer dos viajes!
-¡Ay la madre que te…!
-Chisst…
-Anda, que traes una buena.
-Correcto. Así que no se t’ ocurra poner pegas.
-¿Ayudote?
-¿Eh?
-Que si t’ ayudo a…
-Vale. Mientras me levanto, sujeta el edificio.
-¡¡¡Ay Selmo, Selmín!!!
-No empecemos a dar voces, eh.
-¿Pero cómo t’ arreglaste ho?
-Bah.
-¿Qué ye, que nun tienes na que decir?
-Chisssst… Hai fantasmas.
-¿Cómo ye ho?
-Abrí la puerta del bañu y prendiose la luz…
-¿Eh?
-…Cerré la puerta y apagose la luz sola.
-¡Ay madre, Selmín! ¡A que volviste a mexar en la nevera!
-Meca, ya decía yo: ¡hai que se joder cómo refrescó!
-Así nun podemos seguir, Selmo.
-Tienes razón. No te muevas tanto.
-¿Eh?
-¿No ves que te tas nublando?
-La nube traesla tu encima, manguán. ¡siempre tas igual!
-¿Por?
-¡Empiezas en la copa y terminas en el suelu!
-¡Como los árboles, Azucena! Oye, ¿Quién te diz a ti que nun soi un árbol?
-¡Imbécil!
-Bah. A ti nun hai quien te diga na.
-Escucha, Anselmo. ¡Tenemos que hablar!
-¿Ahora ho?
-¿Entós cuando va ser?
-Nun me parez buen momento, Zuce. ¡Nun tas pa dialogar!
-¿Yo? ¿Por?
-No procesas bien la información.
-¿Cómo ye ho?
-Mírate: Sudoración, respiración agitá… ¡Nun tas pa dialogar!
-¿Pero qué dices?
-Con esa reacción corporal y esi rodillu en la mano…
-¿Qué?
-…La discusión sólo pue empeorar.
-¿Qué qué ho?
-Tas prepará pa la lucha. Y no son maneres, Azucena.
-¡¿Pero cómo tienes tanto morro?!
-De la discusión nun pue salir la luz.
-¡¿Pero qué luz ni que mi madre?!
-Chisst, relájate, que nun tas en condiciones.
-¿Yo?
-Sí, tienes mucha ansiedad. Cuando te pase, ya podremos hablar.
-¡Ay madre! Bueno, yo alucino.
-¿Ves? Son los nervios. Val más que marches pa la cama.
-¿Y tú?
-Yo un poquitín más tarde. Vine por la guitarra.
-¿La guitarra? ¿Pero cómo ye lo tuyo, Anselmo? ¡¡¡Tenemos que hablar!!!
-Explícotelo mañana, vida, que nun tas pa dialogar.