
En otra Liga…
-Quinocho.
-¡Diego, gallu!
-Entonces… era verdad…
-¿El qué?
-¿Podemos volver a…?
-La bola empieza a rodar, la tocas, la pisas y… no tienes edad.
-¡Qué grande sos! La pelota te buscaba siempre a vos.
-Sí, ho.
-Por ahí me rebotaba de casualidad a mí…
-Sí, home, sí.
-Y me quedaba mano a mano con el arquero. ¡Quini, hiciste goles a todos!
-Yo metía goles, tu hacías magia.
-Y para cabecear eras siempre el mejor ubicado.
-Bueno, oye, tu si ibas apurado, cabeceabas con la mano jajaja.
-¡Jejeje! Por cierto, ché… ¿Y la mano de Dios dónde…?
-¡Chisst! No digas nada, aquí por no haber, no hay ni VAR.
-¡Jejeje! Cuando llegué a Barcelona me cagaba de la risa con vos.
-¡Venga, prepárate a centrar!
-Vienes corriendo desde mitad de cancha y te tiras en plancha. ¿No?
-Coño, cómo lo sabes.
-Nos tenía prohibido entrenar eso Udo Lattek.
-Ya, Pelusina, pero ahora lo de lesionarnos ya… ¡jajaja!
-¡Dale, pelotudo!
-Además tenemos a Susi, de porteru, que ye mejor que Urruti.
-Ajá. ¡Tenés a tu hermano acá!
-Sí, ho. Verás qué ambientazu. En cuanto empecemos a pelotear seguro que aparece Cruyff, Preciado, Robinson y todos esos.
-Dale. Pero luego me las pico que tengo que ver a Tota y Chitoro.
-¿A quién?
-Mis viejitos. Tendré bronca por cagarla tanto desde que partí de Fiorito.
-¿Tu? ¡Pero si yes un ídolo mundial!
-Ya, pero…
-¡El mejor de todos los tiempos!
-Dentro de la cancha, Quini. Afuera, la pasé mal. Ni en pedo estaba preparado para esto. Viven de ti pero no te cuidan, ¿sabés? La cagué. Mal. Remal.
-Todos la cagamos, más o menos. Nos endiosan pero no sabemos, no podemos, ser ejemplares.
-Vos sos grande, Quini, hasta cuando te rompieron las bolas supiste perdonar.
-Tu, amigo, te salvaste de la miseria con una pelota. Hiciste feliz a mucha gente.
-Ya. Pero a otra…
-Ah. Eso está ahí todo, Dieguín. Ahí tienen todos los archivos.
-¿Dónde?
-¡En la nube, joder! ¿Dónde va a ser?
-Pero…
-Venga, Pelusa, que tengo que practicar con la zurda.
-Cuando le dabas de zurda lo hacías mejor que un zurdo. Y cuando te quedaba para la derecha lo hacías mejor que un diestro.
-Sí, ho. A ver si va a resultar que el bueno era yo. Lo tuyo sí que tiene mérito.
-¿El qué? ¿Ganarle al mundo con un balón?
-No. Que los argentinos guarden un minutu de silencio, eso tien mérito. ¡Jajaja!
-¡Qué grande, Quinocho! Entonces, era verdad…
-¿El qué?
-Volver a la cancha, que me sueñen acá.