Literatura y seducción
-Hola, ¿sabías que mañana ye el día del libru?
-¿Perdona?
-Y yo aquí, proscritu.
-¿Cómo?
-Que a mí no me publiquen ni la esquela.
-¿Pero tú quién yes ho?
-El hombre que nunca existió.
-¿Perdón?
-Tranqui, ya toi acostumbrau.
-¿A qué ho?
-A la incomprensión de mis contemporáneos.
-¡Jobar! ¡Tolos rarinos me toquen a mí!
-Sí, no te cortes, sí.
-¿Eh?
-Llámame llocu, periféricu, ¡rarín!
-No, oye, si yo…
-La sidra fue mi refugio, ¿sabes?
-¡Ay madre!
-Si llega la inspiración que me pille escanciando, ¿oíste?
-Ah. ¿Yes escritor?
-¡Toi de vuelta de too! De guaje era herméticu como un tuperware…
-Vaya.
-Vivía orillau, alejándome de los demás.
-Probe.
-Sólo gozaba haciendo versos y yendo a cuchar. Luego caí en el infierno de la hierba…
-¿Tanto fumaste ho?
-No, mi pá tenía praos asgaya y de tanto segar…
-¿Qué?
-Descubrí el submundo del calimocho, híceme adictu a la hoja deportiva..
-Vaya.
-Traté de ganar la inmortalidá jugando a la rana y al subastao…
-Qué fuerte, ¿no?
-Sí, tía. Ahora vago de barra en barra, desgarrando mi alma en servilletes de papel.
-¡Guau!
-Vivo al límite, ya ves.
-¿Y lo de publicar?
-Paso. Los concursos tan amañaos, la mafia del mundillo editorial…
-¡Yes auténticu, chaval!
-¡Ven conmigo, tía, aléjate de la ortodoxia!
-Vale, pero no se llama así.
-¿Eh?
-Llamase Yeni, ye vecina mía y vamos juntes a tolos sitios.
-Ah ¿Y de Bukowski sabéis algo?
-Que va, no seguimos al Borussia.
-¡Ag, qué vida tan rara!
-Ya.
-El futuro ya no ye lo que era.
-¡Ay, fíu, qué profundidá!
-Soi un genio, tía, un crack.
-Vésete enseguida, fíu, qué sensibilidá.
-En la República de las Letras somos toos así.
-¿Toos?
-Sí, pero yo soi un malditu.
-Ah. Ya me parecía a mí.