-Qué calor, ¿no?
-Ya le digo?
-Así que, de Cuenca.
-Sí.
-¿Pero del mismo Cuenca?
-Del centro, sí.
-Muy atentu, eh.
-¿Perdón?
-Que ye usté muy atentu ofreciéndose a compartir el sacu de dormir.
-Mujer, entre peregrinos?
-Estrapálleme, no se corte.
-¿Cómo dice?
-Na, na. Que voy dar vuelta, eh. A la de una, a la de dos?
-¿Otra vez?
-Bueno, usted ya dio tres.
-Por eso le digo. Me siento un poco peonza, ¿sabe?
-¿Una promesa?
-¿Cómo?
-¿Lo suyo?, ¿lo de hacer el Camino?, ¿ye una promesa?
-¿No piensa dormir?
-Ay, no sé, tengo una removida?
-¿Y eso?
-¡Voy a reinventame! ¿Sabe cómo-y digo?
-?
-Ahora véolo to de otra manera. ¿Durmióse?
-¿Eh?
-Ah. Digo: esti bombón ya se durmió. Así que, de Cuenca, eh.
-Paciencia?
-¡Como yo!
-¿Qué?
-Yo también soy de Cuenca, pero de la otra, ¡la del Nalón!
-?
-¡Ay madre, tengo un picor..! ¿Cree usted en el destino?
-Inonipollas?
-¿Cómo diz, ho?
-Que tengo sueño y muchas ampollas.
-Ah. Pues yo llevo tres días sin llamar a casa, ¿oíste? Y tengo una paz interior?
-?
-Qué guapo ye conocer gente, hablar con desconocíos, eh.
-?
-Yo iba de peregrina y me cogiste de la mano.
-¡Chisst!
-Cántame, me dijiste cántameee?
-¿Qué quiere, despertar a todo el albergue?
-Perdona, fíu. ¡Y el cariño que te toi cogiendo!
-Oiga?
-¡Ay, el mi hombre del saco, qué cosina más guapa!
-Haga el favor, que nos van a echar.
-En cuanto llegue a Carbayín o me separo o empiezo a Pilates.
-?
-¿Quies creer que tengo frío y calor a la vez? Son tantes emociones?
-?
-¿Duermes, cuco? Tengo una removida?
-?
-Oye? ¡Eh! Caminante, culo guapo?
-Bueno, ¡ya está bien! ¿Quiere que hagamos como marido y mujer?
-Claro, fíu. Por fin?
-¡Pues duérmete y déjame en paz, petarda!
-Vale, capullo. Que sepas que en cuanto llegue empiezo a Pilates.