Sentimientos y triglicéridos.
-¡Tranquila, Mari! Ye general.
-¿Qué, ho?
-¡En esti país todiós tién colesterol! Será polos chorizos, digo yo. ¡Ta petao!
-Déjate pijaes, Daniel. No pues seguir cocinando así.
-¿Por?
-¡Vas matame con tantas grasas de origen animal!
-¡Chissst, sin faltar, eh! ¡Sin faltar!
-¡Ay, vida, no entiendes ná!
-Pa encima que te cuido y te fago la comidina tolos días…
-¡Que no pueo comer lo mismo que tú, que tengo altísimo el colesterol!
-Y dale.
-¿Entiéndeslo o no?
-Pero, vida, si comemos berzas casi tolos días…
-Ya. ¡Con tocino, chorizu, morcilla…!
-¿Ónde viste un pote sin compangu?
-Mira, Daniel, así no vamos a ningún lau!
-¿Ónde quiés dir, ho? Aquí juntinos tamos como Dios.
-Sí, ho.
-Antes nun teníamos ná y ahora tenemos de too.
-Artrosis, triglicéridos, hipertensión…
-¡Y dale! Tas paranoica, amor. Con lo que yo te quiero…
-¿Enséñote los triglicéridos?
-¡Gonmimadre, vida! Toi hablándote de sentimientos y sáltasme con los triglicéridos.
-No puedo con tanta fritanga, Daniel, en serio.
-Toma danacol.
-¡Toma mierda pa tí!
-Vaya, ho.
-Ponesme de los nervios, bizcochín.
-Con lo que yo te cuido, churrina. Sin precocinaos, ni bollería industrial…
-¿Y por qué nunca cocinas pescado azul, eh? ¿por qué?
-Sentimiento rojiblanco, Mari, ya te lo expliqué.
-¡Tas como una puta cabra! Acabes conmigo, Daniel, en serio te lo digo.
-¡Vaya, ho! Cuanto más cariñosu ye unu…
-¿Pero tu sabes los riesgos del colesterol?
-¡Cuentos! ¡Invéntanlo ellas!
-¿Quién, ho?
-Las farmacéuticas, Mari, pa obliganos a comprar pastillas.
-Mentira, que a mí Cándida nunca me obligó a ná.
-La nuestra farmacéutica no, coño, refierome a la industria farmacéutica.
-¿Pero por qué nunca me dejas cocinar a mí, bizcochín?
-Un paisano ye un paisano, churrina. ¡Amor mío, cosa guapa, pibón!
-¡Calla, ho!
-¿Qué ye, que con palabras dulces también te sube el colesterol?
-Daniel, tenemos que hablar.
-Dime, amor. Dime algo que me llegue al corazón.
-¡El colesterol, el puto colesterol!