-Sesenta, setenta y diez de última… ¡Ochenta!
-¿Ganasteis?
-¡Home, claro!
-Bah, de rebote…
-¡A mamar!
-Vaya potra… Ye increíble.
-A los que no creían, que la chupen, ¿oíste?
-Oye…
-¡Y que la sigan chupando!
-Habla bien, haz el favor.
-Tengo memoria, eh.
-¿De qué ho?
-Nun confiabais en mí, Agustín.
-Jugáis fatal.
-Soy un icono, eso ye lo que vos jode.
-¿Un qué ho?
-¡El tute inventélu yo!
-¿Qué dices?
-¿Quién vos enseñó? ¡Inútiles!
-Tas endiosáu, Cefero.
-¡Hay que chupámela! ¡Hay que tragame! ¡Y sin triunfos!
-Cuando te pones «Pelusa», chico…
-Eso ye lo que tenéis, pelusina, una envidia que…
-¡Pero acepta les critiques, ho!
-¿Vuestres? ¡Si tais como burros!
-Tú sigue así, matando al carteru.
-Será al mensajeru.
-¿A quién matamos nosotros pa aguantate?
-¡¡¡Que la chupen y la sigan chupando!!!
-¿Quies callar de una vez?
-Voy dar una rueda prensa depués del Telediario.
-¿Ónde?
-Ahí, enriba la barra. ¡Pa que vos enteréis tos!
-Ay, Cefero, a ti matóte el tinto con sifón.
-Si nun bebo ná,
-Home no…
-Vasín de agua pa tomar el Sintrón.
-Tienes un ego que nun ye normal.
-Yo soy o blancu o negru, gris nunca.
-Babayu yes bastante.
-A los que no creían que la chup…
-¡Calla de una vez ho!
-¿Echamos otra mano? ¡Inútiles!
-Venga.
-¡Vais a chupa…!
-Pero calladín, eh.
-Trae acá, oveya, ¡doy yo!
-¿Por…?
-¡La mano de Dios, ho!, ¡la mano de Dios!