Chisst… chisst…
-¿¿¿Eh???
-¡Chisst!
-¿Qué coño haz usted ahí?
-¿Sabes si cantaron «Clavelitos»?
-¿Cómo?
-En aquella mesa, ¿sabes si cantaron «Clavelitos»?
-Ah, no sé.
-Vaya.
-Algo andaben tarareando, pero…
-Se os va a caer el pelo.
-¿A quién?
-Pensabais piratear la conga, ¿eh, cabrones?
-¡Oiga! Pero…
-¡Sinvergüenzas, qué poco respeto!
-Oye, tío, ¿a que cobras?
-¡A eso vengo!
-¿Qué?
-¿Cómo se os ocurre gritar así que se besen, que se besen?
-Home…
-¡A tres voces!, ¡eso ye un canon! Luego protestáis…
-¿Pero tú de dónde sales, ho?
-Del váter. Había bachata detrás de la cisterna…
-¿Qué?
-¡Os voy a emplumar! ¡A vosotros y al dueñu del local!
-¡Anda, calla!, ¿quies un Farias?
-No puedo, toy esperando…
-¿A quién?
-Al «Tractor amarillo», tenéis que cotizar.
-¡Jajaja, yes un cachondu! ¿Qué vienes, de parte del noviu?
-No.
-¿De la novia?
-No, no, de la SGAE.
-¿De qué, ho?
-Defiendo a los pobres creadores.
-¿Pobres?
-Sí: Teddy, Ramón, Víctor y Ana…
-Ah, ya. Pobres… Me suena.
-Música en público, chato, hay que pagar.
-Pero… Casóse la mi prima,
-¿Y a mí qué?
-¡Que ye una cosa íntima, joer!
-¿Cantasteis «Clavelitos»? Di la verdá.
-Yo qué sé, ¿no ves que toy mamáu?
-¿Empezó ya la barra libre?
-Sí, anda, ¿por qué no tires esa cámara y tomes un cacharru?
-No sé… ¡Soy un espía!
-Ven, que te presento a la familia. ¡Vas a triunfar!
-¿Triunfar?
-Sí, sí, van a llenate la cara de aplausos, artista, ¡ya verás!