-¡Felicidades, papá!
-¿Un libru?, ¿pa qué quiero yo esto?
-Escribílu yo. Ye un homenaje a ti, a la figura paterna.
-Ah… Gracias, fía.
-Siempre fuiste mi modelo masculino. Pero nunca pude conectar emocionalmente contigo.
-¿Cómo ye ho?
-Ahí cuento un poco tu influencia desde que era una guaja, aquellos conflictos con la comida, la ropa, el pegamento…
-¿El qué ho?
-Cuando me prohibiste ir al viaje de estudios metíme en la habitación a esnifar pegamento. Y me enganché, fíjate.
-¿Pero qué me dices, Marigusti?
-¿Nunca te extrañó que coleccionara cromos hasta los treinta y cinco años?
-Ahora que lo pienso…
-Era una excusa pa abrir el bote y buscar otru paraíso más allá de Murcia…
-¡Joder! Y tovía sigues…
-No, tranqui, ahora me coloco oyendo a Gustavo Bueno. Digo: ¡coño, se rompe España y nosotros sin arreglar lo nuestro!
-¿Pero qué quies arreglar ho?
-No sé: la distancia, los silencios, las mentiras…
-¿Mentiras?, ¿qué mentiras?
-Cuando te decía que iba a dormir a casa de una amiga, en realidad estaba tirándome al bedel de la Facultad..
-¿En serio? ¿Y cuando decías que dormías con la vecina?
-No, aquello era verdad, aunque nunca quisiste verlo.
-¿El qué?
-Eso, que me acostaba con ella.
-¡¿Con la vecina también ho?!, ¿Cómo se pué ser tan guarra, Marigusti?
-Fue una época rarona, taba confusa… Ella era muy atenta y hacía danza del vientre. Y tú eras tan enigmáticu…
-¿Tan qué ho?
-Un día te pregunté: ¿puedo ir a Bañugues? Y tú respondiste: ¡mis cojones treinta y tres! Nunca lo entendí… En mis parejas busqué lo contrario a ti.
-¿Lo contrario?
-Sí, alguien menos autoritario, poco varonil…
-Pues lucístete, guapina. ¡Vaya ruina de matrimonios!
-Mala pata. Suso y Lolín eran tan sensibles, tan cariñosos que cuando se conocieron liáronse entre ellos.
-¿Qué ye ho? ¡Ay la madre que me parió!
-Ahí lo tienes, en el capítulo cinco, después de la orgía con la banda de gaitas y antes de mis escarceos con el tai-chi.
-¡Basta, Marigusti!, ¡¿quies mátame ho?!
-No, papá, sólo quiero estrechar lazos, en un día tan señalau…
-¡Mira, voy tirar el libru a casadiós!
-¡Léelu ho! Que venga güelita y hacemos un coloquio o un taller de constelaciones familiares. ¿Cómo lo ves?
-¡Mis cojones treinta y tres!